La característica central de su pensamiento fue la Dialéctica de la Espontaneidad y la Organización, en la cual debe considerarse la espontaneidad como a un acercamiento radical (o incluso anarquista), y organización como un acercamiento más burocrático o institucional a la lucha de clases. De acuerdo con esta dialéctica, la espontaneidad y la organización no son dos cosas separables, sino diferentes momentos del mismo proceso, de forma que uno no puede existir sin el otro. Esta visión teórica surge de la lucha de clases elemental y espontánea; y gracias a estas perspectivas es como la lucha de clases se desarrolla hacia un nivel superior. La espontaneidad esta siempre mediatizada por la organización, así como la organización debe ser mediatizada por la espontaneidad.
Mientras transcurrían los últimos años de vida de Rosa Luxemburgo, se dedicó en forma cabal a su misión de compromiso con el pueblo alemán, transformándose en uno de los íconos más importantes del movimiento revolucionario alemán de aquellos años.
Entre finales de 1918 y principios del año siguiente fue de gran avance en ámbitos de la revolución. Movilizaciones casi a diario sustentadas por cientos de obreros desconformes salían a tomarse las calles para hacer notar su malestar contra los gobiernos establecidos de aquella época y hasta incluso sus propios partidos. Cada día la convocatoria a estas, manifestaciones se hacía más popular desde los obreros afectados se podría decir en forma más directa, hasta los soldados que regresaban cansados y decepcionados de lo que podría llamarse “el sueño alemán”.
Toda esta vorágine que parecía una olla a presión a punto de estallar podría asemejarse con lo que era la Rusia de los primeros meses de 1917 después de la revolución de febrero.
Es ante todo esto que rosa Luxemburgo dio a entender que no estaba conforme redactando diverso discurso de lengua muy aguda y comprometida con la causa alemana.A continuación extractos de discursos de rosa Luxemburgo.
"Por muy laudables y comprensibles que sean la impaciencia y la amargura que inducen hoy, a los mejores elementos a dejar el partido, la huida sigue siendo una huida. Para nosotros esto significa una traición a las masas que se debaten y se asfixian atrapadas con el lazo de los Scheidemann y de los Liegen (jefe socialista y jefe de su brazo sindical la ADGB, respectivamente), que gozan del favor de la burguesía. Se puede "salir" de las pequeñas sectas y de las pequeñas capillas cuando ya no agradan, para fundar nuevas sectas y nuevas capillas. Pretender, con una simple "salida", liberar a las masas proletarias del yugo horrorosamente pesado y funesto de la burguesía, y darles así el ejemplo, es pura imaginación. Hacerse la ilusión de liberar a las masas rompiendo el carnet de militante, no es otra cosa sino la expresión invertida del fetichismo de la carta del partido como poder ilusorio. Estas dos actitudes no son más que polos diferentes del cretinismo institucional, enfermedad consustancial a la vieja socialdemocracia." (Rosa Luxemburgo: Pasaje citado por H.M. Bock en "Syndicalismus und linkskommunismus" Marburger Abhandlungen für Pilitischen Wissenschaft Tomo 13 P.69. Tomado de Jean Barrot y Dennis Authier en "La izquierda comunista en Alemania 1918-1921".)
"Si la situación revolucionaria llega a desplegarse plenamente, si las oleadas de la lucha han llegado ya muy alto, entonces ningún freno de los dirigentes del partido podrá tener mucho efecto, y la masa se limitará a dejar de lado a los dirigentes que quisieran oponerse a la tempestad del movimiento. Esto podría producirse algún día en Alemania. Pero no creo que desde el punto de vista del interés de la socialdemocracia sea necesario y deseable ir en esa dirección"
(Rosa Luxemburgo: "Recopilación de discursos y escritos" Setiembre de 1915. Citado por E. Mandel en "Sobre la historia del movimiento obrero" Cap. 3.)
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